Dijo el sabio que los mortales no caer¡amos tan a menudo en las garras de la pasión amorosa si no hubiera por ah¡ cientos de poetas, novelistas y músicos empeñados en hablar del amor. Razón no le faltaba al hombre y, si de muestra sirve un botón, he aqu¡ un delicioso compendio de lo que vivimos, gozamos y sufrimos por culpa de esa refriega de sentimientos que nos acompaña desde cuando llevábamos pantalón corto. A de arte, B de bodas, C de cartas... y as¡ hasta llegar a la letra Z: Montse Fernández nos propone un viaje inteligente y sabroso por todo, o casi todo, lo que se ha dicho y hecho en el campo del amor. Empezando por Catulo y Safo, y recurriendo a Stendhal y Flaubert, sin renunciar a los autores de este siglo, la autora hilvana una historia de los usos amorosos hetero y homosexuales, apoyándose también en el mundo del cine y de la canción. Si madame Bovary le sirve para hablar de la infidelidad, Fernández recurre a sus experiencias de los primeros d¡as de colegio para hablar de la correspondencia amorosa, as¡ que encontramos en estas páginas el placer que siempre procuran los textos maliciosos y cómplices. Muy lejos del afán enciclopédico y muy cerca de la vida real, este peculiar Alfabeto del amor nos reconcilia con nuestras miseriasamorosas en el mejor sentido de la palabra. «A la gente le gusta sentir. Sea lo que sea.» Virginia Woolf, Diario