Partiendo de la desmitificación de la literatura de algunos escritores "fundacionales", Laera hace un novedoso y brillante examen de la prensa periódica como administradora de bienes culturales en la década de los ochenta y un análisis del lugar y las funciones que tiene la imagen pública del escritor. Después de ello, emprende un riguroso desmontaje de las novelas de Gutiérrez y de Cambaceres, para hacer una conveniente revisión crítica y extraer sus conclusiones.