Verónica García es un arquetipo de una nueva generación poética, dentro de esa hornada de autores nacidos en los sesenta, que asumen la tradición sintiéndose favorecidos por la libertad, desenvueltos y capaces. Es la suya una mirada sobre sí mismos y la sociedad en que les ha tocado vivir, y en ella se aprecia un propósito de estilo, una capacidad de lenguaje y sugerencia visual nada desdeñables.