La poesía, como toda belleza, es desconcierto. Por eso tiene que comenzar el poemario situándonos en una lucha de contrarios. Sus cuatro partes principales recorren los pasillos del amor, la poesía, el tiempo y la muerte y lo trascendente. No obstante, los versos rebosan de unas partes a otras , pues de hecho no se pueden desligar entre sí estos temas.