Entre el asomo del verso y su dibujo final en la palabra se proyecta la sombra anterior, un extraño espacio más allá de la inspiración y más acá de lo que el poema sabrá resolver. A lo largo y ancho de la sombra anterior se ensayan todas las voces que caben en la palabra fugada. La sombra anterior es caverna de fantasmas y vivero de noches sin fondo; trastero de poemas silentes y mapa de caricias enterradas en la piel; eterno retorno de la memoria y pura línea recta hacia la desesperación. Satélite hermano de la tierra lunar, la sombra anterior amplifica la compulsión por nombrarle a la fragilidad sus más resistentes costuras internas, desde el primer átomo de una herida hasta los muros firmes de la perdición, haciendo escala en los paisajes frondosos de la belleza y la intimidad. En la brumosa insinuación de la sombra anterior cada voz encuentra, finalmente, lo que le corresponderá en el poema: sangrar o celebrar.
