Kristina Ohlsson es una escritora sueca de novela negra muy reconocida internacionalmente. Siempre que un autor para adultos intenta escribir para niños, en el mismo registro en el que es famoso, se encienden las alarmas pues a menudo se opta por hacer una obrita menguante donde se jibariza todo lo bueno que tienen sus obras. En este caso, sin ser un libro excelente, podemos decir que la novela dirigida a lectores a partir de 9 años, tiene muy logrado el clima de una novela de misterio donde la tensión se va administrando en dosis bien medidas para tener al lector intrigado e incluso temeroso. La acción se desarrolla en una casa vieja en torno a la que circulan leyendas de suicidios, accidentes incomprensibles e incluso asesinatos. Billie ,la protagonista, se ha mudado con su madre a una casa en un pueblecito para cambiar de aires pues su padre ha muerto. En este nuevo entorno en el que no encuentra acomodo empezarán a ocurrir extraños e inquietantes sucesos que solo ella parece percibir. Ayudada por un nuevo amigo y una compañera del colegio intentarán acercarse y desvelar el misterio de la casa. Siguiendo las claves del género nos encontraremos lámparas que se mueven, objetos que cambian de lugar, niños muertos en extrañas circunstancias. Y algo muy curioso: el bibliotecario y la encargada del museo les darán a través de información en diferentes soportes, las claves del misterio. Una buena narración que supera a otras historias de pandillas investigadoras como Los cinco secretos. Un paso más y sin muchas complicaciones.
