La escritura del autor da giros virtuosos en la recreación de un ámbito regional mexicano, que da pie a su vez, a un lenguaje particular; da los saltos, a veces precisos, a veces temerarios, entre la realidad y la ficción, entre el fluir cotidiano de imágenes ancestrales y la reflexión nítida, inquisidora sobre la verdad de los datos con que hombres y mujeres, inmersos aún en un mundo de mito y magia, perciben la identidad de la existencia.