La haldeante Celestina no comparte el mismo destino universalista de sus m¡ticos hermanos el andante Don Quijote y Don Juan el Burlador. La recuperación de aquel lenguaje perdido obliga a tomar en cuenta la peculiar antropolog¡a que la convivencia de las tres religiones del Libro hab¡a hecho posible en la Baja Edad Media española.